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💌 Carta #9: entregarse a la incertidumbre
En la recta final del embarazo. 10 años de libros y varias desilusiones editoriales. Un mensaje al aburrimiento. Cosas que pasaron en junio (y el misterio de lo que se viene).
7 de julio de 2023
Países Bajos
Hola desde Ámsterdam,
¿Cómo estás? Yo bien, ya en la cuenta regresiva, entrando a la semana 35 de mi embarazo y con una incertidumbre total. Te escribo esta carta sin saber muy bien qué te voy a contar, pero últimamente mi vida es así. Ya no puedo planear nada y todo lo que se viene es un gran misterio. ¿Qué día nacerá? ¿Será en julio o en agosto? ¿Cómo será el parto? ¿Cómo me llevaré con el dolor? ¿Podré parir en el agua? ¿Pediré anestesia? ¿Qué sentiré cuando la tenga, por fin, en brazos? ¿Cómo será su carita? ¿Qué sentiré después? ¿Cómo me irá con la lactancia? ¿Cómo será mi vida posparto? ¿Dormirá? ¿Escribiré? ¿Será esta mi última carta virtual del año? ¿O se me dará por mandar versiones reducidas de estas cartas? ¿Cómo viviré la creatividad de ahora en más? No sé. No sé nada. Difícil para alguien que quiere tener todo controlado, pero así es la vida, en general: no controlamos nada. Y estoy lista para soltar toda esa necesidad de control y entregarme a la incertidumbre.
De a poquito estoy dejando de trabajar. Pensé que estaría activa (al menos en lo laboral) hasta el último día, pero cada vez me da menos la cabeza. Ese fue uno de los cambios más grandes que sentí con el embarazo: mi cerebro decidió tomarse vacaciones, sobre todo durante el primer trimestre y ahora también, en estas últimas semanas. Estoy como en una nube, me cuesta enfocar, me olvido de todo, me distraigo muy rápido y no registro ni la mitad de las cosas. Quizá era lo que necesitaba, y claramente es lo que el cuerpo quiere. Mi energía está en otro lado. Estoy en modo nesting total, preparando la casa y el cuerpo para la llegada de mi hija (a quien en internet, por ahora, llamaré “Ce”). Estoy aprendiendo mucho acerca del proceso del parto y es increíble cómo el cuerpo sabe lo que tiene que hacer. Nada que ver con lo que vi toda mi vida en las películas, hay mucho para desaprender y resignificar. Supongo que escribiré mi historia después de vivirla.
En cuanto a lo laboral, estos últimos meses me dediqué a cerrar varios proyectos de escritura en los que estuve trabajando. Si todo va bien, saldrán durante la segunda mitad de este año. Espoileo un poquito:
- Hice un libro interactivo de escritura creativa. Tiene más de 100 ejercicios para que completes ahí mismo y 20 herramientas prácticas y consejos para que mejores tu escritura. Va a salir con FERA en Argentina y estará disponible también en otros países.
- Escribí un libro/novelita de viajes para chicos de 8-12 años. Es quizá lo que más amé escribir de todo lo que escribí nunca, y la idea es que sea una colección de libros: uno por destino. Va a salir con Petit Editorial en Argentina.
- Creé, junto con Doncellas del Agua, un cuaderno hermoso para journalear la vida cotidiana. Tendrá un formato cuadrado, tapa dura con letterpress y algunas ideas y ejercicios breves para inspirarte a llenarlo. Vendrá con distintos tipos de papeles en su interior y también con algunas cositas extra (washi, sello, stickers). Saldrá en Argentina, pero yo también tendré ejemplares para vender en Europa.
Los tres proyectos están en etapa final de ilustración y diseño, así que no tengo ninguna foto para mostrarte por ahora. El libro de escritura creativa era algo que quería hacer hace tiempo, sobre todo a partir de mis talleres. Algunos ejercicios los di en encuentros de escritura en vivo, otros son nuevos, todos son divertidos (¡espero!), porque siento que ahí está la clave: escribir, al menos como práctica, tiene que ser divertido. En cuanto al libro para chicos, era otro sueño que tenía. Y, siendo sincera, creo que disfruté más escribir para chicos que para adultos porque sentí que pude usar mucho más la imaginación y jugar con las posibilidades de la historia (son viajes ficticios a lugares reales). Y el cuaderno para journalear… suspiro… va a ser una belleza y ya quiero tenerlo en mis manos para llenarlo.
Mientras escribo esto me estoy dando cuenta de que hace casi exactamente 10 años (el 29 de julio de 2013) mandé a imprenta mi primer libro, Días de viaje, y no puedo creer todos los que vinieron después. Si en el 2018 celebré mis 10 años de viajes, ahora en el 2023 celebro mis 10 años de libros. 10 años en los que escribí y publiqué nueve libros (contando los que están por salir), dos audiolibros, dos ebooks, un cuaderno para journalear y un set de papelería interactiva. 10 años en los que participé como coautora o colaboradora en otros tantos libros y proyectos editoriales. 10 años en los que seguí el camino que tanto quería seguir, que era el de la escritura. 10 años en los que di talleres y descubrí cuánto me gusta compartir lo que voy aprendiendo. 10 años en los que me dediqué a autopublicar y vender mis libros, 10 años en los que me cansé de autopublicar y vender mis libros. 10 años en los que entendí que, si quería seguir escribiendo iba a tener que elegir un solo rol: o escribo libros, o los produzco, o los vendo, pero todo junto no puedo. 10 años en los que también, al igual que durante mis 10 años de viajes, tuve muchísimas desilusiones editoriales y entendí que esto también tiene un gran lado B que no se ve de lejos (incluso grabamos un episodio para Mientras no escribo acerca de esto, pero nunca salió al aire, le decimos The lost episode).
En resumen:
por cada libro que publiqué tuve muchos rechazos de editoriales,
anulé o me anularon contratos,
me dijeron “sí, lo vamos a publicar, nos encanta” o “queremos que escribas X libro para nosotros” y nunca más me respondieron un mail o un llamado (#ghosteoeditorial),
me dijeron “si no se vende más rápido vamos a tener que destruir los ejemplares sobrantes” (es algo que se hace muchísimo porque a las editoriales les sale más barato destruir y reciclar ese papel, que pagar el depósito),
empecé a escribir libros que nunca terminé,
tenía un libro listo para salir y la editorial quebró,
me piratearon mis libros en Perú (y sé que mucha gente se los descarga gratis en pdf sin importar que eso no me da ninguna regalía por mi trabajo) (me pasó una vez que un lector me iba a comprar un libro y me dijo, en la cara, “dejá, ya lo conseguí gratis en pdf”, QUÉ BUENO CHE),
editoriales muy grandes quisieron publicar mis libros pero con la condición de cambiarles los títulos/ilustraciones/conceptos/tapas (y dije que no),
entendí que hoy en día es más fácil publicar un libro si tenés cientos de miles de seguidores en redes (no importa qué tan bien o mal escribas).
En fin. La industria editorial es tirana e injusta, el libro como producto es complicado, vivir solo de regalías es muy difícil (casi utópico), pero la escritura en sí nunca dejará de ser mágica. Quizá por eso sigo escribiendo. Tantas veces pensé en dejar de escribir (o, mejor dicho, en dejar de escribir con el fin de publicar) y dedicarme a otra cosa, buscarme un trabajo con un sueldo y horario fijo y dejar de preocuparme por generar ingresos a partir de mi creatividad. Pero se ve que hay algo de escribir y compartir que es más fuerte que yo y que quiero o que me sale seguir haciendo. Qué injusto, de todas maneras, que un trabajo tan lindo y valioso como la escritura esté tan mal remunerado, pero esa ya es otra historia. De todas maneras, todo esto que cuento es el lado B, y por suerte entre medio de tantas desilusiones también están todas esas editoriales que sí confían en mi trabajo, que eligen trabajar conmigo y que hacen lo posible por crear productos hermosos, útiles y distintos. Así que gracias a todas ellas por existir y por permitirme seguir creando.
Ahora voy a entrar en una pausa/licencia que no sé cuánto durará. Todo es un misterio, y no sé cuál será mi relación con la escritura en los próximos meses. Quizá encuentre huequitos y escriba unas frases al día. Quizá no sienta ganas ni necesidad de hacerlo. Quizá escribir sea mi cable a tierra. O tal vez termine mi licencia con otra perspectiva y empiece a dedicarme a otros tipos de trabajos. No lo sé. Ahora mismo no me preocupa demasiado. Esperé esto tantos años que, al menos por ahora, mi prioridad es maternar. Lo escribo y me emociona. Es como si todavía no pudiera creer que es real. Le estoy haciendo un cuadernito/scrapbook a Ce contándole su historia. Cómo la soñamos, la buscamos, la esperamos y todo lo que pasó entremedio. Durante esos 6 años de espera, siempre me acordé de las palabras de mi astróloga/abuela espiritual, que a mis 16 años me hizo la carta natal y me dijo que iba a tener varios hijos, pero que me iba a costar y los iba a tener de grande. Tantas veces me pregunté si no había confundido hijos con libros (la Casa 5, si no me equivoco, es la de los hijos pero también la de la expresión creativa). No sé si creo en la astrología, pero creo en ella y en todo lo que me dijo, y a pesar de que este año se cumplen 10 años de que ya no está, la sigo pensando, recordando y escuchando siempre.
Y para terminar esta carta (yo te avisé que mi cerebro está a media máquina y que no puedo mantener una misma idea hasta el final, así que cambio de tema, o no, quizá todo se relaciona), hace unos días me invitaron a dar un mini taller en una mentoría astrológica (justo, aunque no hablé de astrología sino de creatividad). La premisa que me propusieron era que “todos somos creativos”, y si bien estoy de acuerdo, creo que es importante desmenuzar ese concepto y entender que no todos somos creativos de la misma manera y tampoco tenemos que ser creativos (o “estar creando” en el sentido literal de la palabra) todo el tiempo. La creatividad tiene muchos componentes: no es solo “hacer”, también es observar, inspirarse, imaginar, esperar, aburrirse… No somos máquinas de crear ni de producir. Me lo digo a mí misma también. Y la creatividad también tiene mucho de entregarse a la incertidumbre.
En ese taller les propuse reflexionar en torno a algunas palabras que suelen aparecer cuando queremos empezar a hacer algo creativo —por ejemplo: miedo, resistencia, procrastinación, aburrimiento— y escribirle una carta a una de esas palabras. Como en mis talleres siempre aprovecho para hacer los ejercicios yo también, decidí escribirle una carta a mi aburrimiento. Últimamente me pasa que me aburro. Como no estoy trabajando mucho, tampoco socializo demasiado, suelo estar cansada y mi cabeza está perdida, tengo muchos momentos vacíos que no sé cómo llenar. Me doy cuenta de que enseguida los intento tapar con algo (pantallas, música, libros, redes) y no quiero que sea así. Yo crecí aburriéndome, crecí sin internet, sin diversión constante, ¿por qué ahora me cuesta tanto aburrirme? Con lo necesario que es para darle un respiro a la cabeza. Así que le escribí esto:
Querido aburrimiento:
Hola, tanto tiempo. ¿Dónde estás? Te extraño. Quiero que vuelvas a mi vida. ¿Te acordás de cuando pasábamos tiempo juntos? Cuando estábamos en el río y no había nada que hacer. Éramos vos, yo y la naturaleza. Mirábamos los árboles, nadábamos, escuchábamos pasar las lanchas, esperábamos a que estuviera listo el asado, mirábamos cómo bajaba el sol, o cómo llovía sobre el agua. No había distracciones constantes. Había espacios vacíos. Había lentitud. El tiempo tenía otra consistencia, no se pegaba una cosa con la otra. Era como vivir en varios planos, y no me desesperaba si no tenía nada para hacer. ¿Cuándo fue que nos separamos? ¿Por qué te dejé ir? ¿Fue culpa de la tecnología o culpa mía? ¿Nos cambió el cerebro de golpe? ¿A dónde te fuiste? ¿Seguís existiendo? ¿Si te invoco aparecerás? Tenés mucha competencia, ahora es más trabajo conectar con vos (qué palabra: conectar), pero quiero volver a los viejos tiempos. Quiero mirar por la ventana sin un objetivo. Quiero sentir cómo pasa el tiempo. Quiero crear ese espacio, esa tierra fértil dentro de mí. Quiero volver a verte.
Ya sé, ya sé que ahora voy a tener un bebé y todo va a cambiar (ya escucho los “no vas a tener tiempo para aburrirte”), pero así vivo estas semanas previas. Quizá esta sea la última calma chicha antes de esa tormenta tan esperada. Veremos. Ahora te pregunto a vos: ¿sabés aburrirte?, ¿te gusta aburrirte?, ¿te aburrís?, ¿cómo son tus aburrimientos? Y te propongo, si algo de todo esto te resuena, que le escribas también una carta a algo relacionado con tu creatividad: tus miedos, tu resistencia, tu aburrimiento, tu procrastinación, tu incertidumbre, o incluso tus certezas o tu creatividad en sí.
Bueno, me despido por ahora. Como te dije, no sé cuándo volveré a escribirte. Quizá en agosto, quizá algo cortito cada mes, quizá el año que viene. También es lindo no saber. Pero volveré a escribirte, eso seguro.
Un abrazo y gracias, como siempre, por estar del otro lado y leerme,
Aniko
PD: en general uso este posdata para contarte acerca de mis proyectos o lanzamientos, pero esta vez te conté bastante en la carta, así que no hay mucho para agregar. Si querés conocer y/o comprar mis libros, podés ver todos acá. Mis talleres de escritura, creatividad y journaling están acá, y podés empezarlos cuando quieras y hacerlos a tu ritmo (de más está decir que me ayudaría muchísimo que te sumes en los próximos meses, cuando no estaré trabajando). También tengo Instagram, aunque no estoy muy activa, pero es muy posible que suba novedades de los lanzamientos de mis libros ahí, así que podés seguirme en @anikovillalba y @escribirme.blog. En la carta pasada te conté que escribí mucho acerca de infertilidad durante todos estos años de vivirla. Sigo trabajando en esos textos, muy de a poco, así que espero tener algo listo el año que viene. Ya te contaré. <3 Como siempre, podés responderme a esta carta por privado o dejando un comentario (hacé click en el botón “Comment”). ¡Hasta pronto!
💌 Carta #9: entregarse a la incertidumbre
La creatividad tiene muchos componentes: no es solo “hacer”, también es observar, inspirarse, imaginar, esperar, aburrirse… No somos máquinas de crear ni de producir.
Que importante estooooo
Es la primer carta que recibo y quede absolutamente enamorada. Te conoci ayer navegando por domestika porque me inspiraste de solo verte. Tengo 30 años y en 2024 voy a por mi primer viaje sola. Este finde empiezo tu taller ♥️ gracias por aparecerte y felicitaciones a Ce por elegir esa mamá