💌 Carta #11: Anatomía de un otoño
Cómo ser más creativa con menos tiempo. Títulos de películas que sirven para escribir. Dos ejercicios. Cosas que pasaron en octubre.
Ámsterdam, Países Bajos
3 de noviembre de 2023
Hola desde Ámsterdam,
En este momento estoy sentada en el sillón del living de mi casa. Ce acaba de quedarse dormida al lado mío, así que aprovecho este ratito para escribirte. Afuera llueve. Las hojas de los árboles ya están amarillas, las calles cubiertas de otoño. Son las cuatro de la tarde y el cielo está gris. La semana pasada adelantaron la hora y colgaron las luces de Navidad por las calles del Centro. Estoy tomando un té verde con sabor a frutilla y desde mi ventana veo a la gente pasar en las bicis —algunos sosteniendo paraguas, otros con impermeables hasta el piso, otros sin nada que los proteja del agua— y a los turistas refugiarse bajo los pocos techos de esta zona. A lo lejos, de una chimenea sale humo. Vivimos en un cuarto piso y lo único que se escucha son las gotas de la lluvia rebotando contra las ventanas y las campanadas de una de las iglesias (no sé cuándo ni por qué pasa, pero hay días en los que a las iglesias se les da por interpretar canciones con sus campanas: ya escuché Imagine de John Lennon, Enjoy the silence de Depeche Mode y My heart will go on de Celine Dion, entre otros hits). En la mesa está la macetita con flores amarillas y moradas que me regaló una amiga hace unos días (me las dio y después me dijo “ay solo a mí se me ocurre darte algo para cuidar justo ahora que tenés un bebé”, pero no me molesta, me gusta cuidar). Ce está tapada con una mantita arco iris de colores pasteles que le regaló mi mejor amiga y duerme con los brazos en posición candelabro. Últimamente, de a ratos siento un impulso muy fuerte de “quiero trabajar, quiero hacer cosas, quiero dar talleres, quiero escribir”, pero después la miro a ella y me olvido de todo y solo quiero pasar este tiempo juntas. Ya va a cumplir tres meses y el tiempo vuela. No quiero perderme de nada. A veces me siento culpable (comillas) de tener ganas de trabajar, pero después lo veo de otra manera: Ce me hizo recuperar las ganas de hacer cosas, de crear, de compartir. No tuve depresión posparto pero tuve seis años de depresión pre-embarazo. Ahora me doy cuenta de lo duro que fue, de cómo la infertilidad me sacó las ganas de todo, de cómo tuve que hacer de cuenta que no pasaba nada y seguir funcionando “normalmente” en una sociedad donde la infertilidad es un tema muy invisibilizado (ya voy a seguir escribiendo mis textos al respecto cuando tenga un poco más de tiempo y cabeza para hacerlo).
Entre esa frase y esta pasaron tres días.
Ya no tengo tiempo ininterrumpido, pero los pocos ratos que aparecen los aprovecho al máximo. Ejerzo mi creatividad en versión reducida, y por ahora me alcanza: lleno alguna página de mi cuaderno, o le sigo armando el álbum de fotos a Ce, o le escribo una carta a una amiga, o leo un capítulo de un libro, o anoto una idea que se me cruza por la cabeza. Y me digo: “Ya voy a volver a escribir”. El papel es un gran aliado en este momento, porque los pensamientos no me duran más de dos segundos en la cabeza, y si no pongo las cosas por escrito, incluso las más banales, me las olvido enseguida. Te comparto algunas ideas (o, en mi caso, estrategias) que me están sirviendo para hacer cosas creativas (sobre todo journalear) con (muy) poco tiempo disponible:
-Enganchar una actividad con otra. No me encanta el multitasking creativo, pero a veces no me queda otra. Entonces, por ejemplo, cuando tengo que sacarme leche aprovecho esos 10-15 minutos para escribir algo en mi cuaderno o leer. Si salgo a caminar sola me llevo los auriculares y escucho un ratito de algún podcast. O uso la función del celular de dictar texto mientras paseo con el cochecito, aunque no me acostumbro del todo (todavía me resulta raro escribir hablando, y además me cuesta concentrarme en dos cosas tan grandes a la vez).
-No tener muchas opciones. La actividad creativa que más hago desde que nació Ce es journalear, y me ayuda mucho reducirme las opciones de materiales. Tengo un solo cuaderno con un sobre en el que guardo algunos stickers, pedacitos de washi tape y papeles sueltos, y cuando tengo un ratito abro ese sobre y uso lo que hay ahí. En vez de ponerme a pensar cómo puedo decorar esta página, voy con lo que hay.
-No tener un objetivo final (o no pedirle demasiado a una sesión). Cuando empiezo a llenar una hoja no pienso en “quiero que quede de tal manera” o “quiero escribir todo lo que pasó este mes” o “quiero que este sea el cuaderno más lindo de todos”. Me conformo con poder escribir unos párrafos acerca de lo que hice, lo que pasó, lo que pensé, lo que sentí. Y, en general, quedo contenta con mis páginas por el solo hecho de haber podido llenarlas.
-Dejar que el azar provea. A veces los materiales aparecen de manera random. Hoy, por ejemplo, abrí el sobrecito de mi cuaderno en el que guardo esos pocos papeles sueltos que mencioné recién y encontré unas palabras sueltas que había recortado de un libro que saqué de una mezquita en Estambul. Las uní y cobraron un sentido nuevo:
“Entrar
en ese tiempo
de esa relación
infinita”.
También veo cosas escritas en la calle que me sirven de inspiración. Todavía no sé para qué, pero mirá qué buenos títulos/disparadores vi en la cartelera de un cine:
Past Lives (Vidas pasadas) (o quizá dice Last Lives o Fast Lives, porque me faltó ver la primera letra)
Geographies of solitude (Geografías de soledad)
Medusa Deluxe (Medusa de lujo)
5 seasons of revolution (5 temporadas/estaciones de revolución)
Anatomy of a fall (Anatomía de una caída, o de un otoño)
Van de koele meren des doods (según Google Translate: De los fríos lagos de la muerte)
Anselmo
Letzter abend (también según Google Translate: Última noche)
Hace mucho que no te propongo un ejercicio de escritura, así que acá van dos. Elegí el que más te resuene (o ninguno, o adaptalos):
1. Al igual que empecé esta carta, empezá a escribir un texto con la frase “en este momento estoy”. Este es un disparador de Natalie Goldberg que nunca falla porque te ancla en el presente. Si querés, compartí ese texto en los comentarios, o mandáselo en una carta a alguien.
2. Elegí uno de los títulos/disparadores que te copié recién más arriba, el que más te haya llamado la atención, y sin pensarlo ni planearlo ponete un temporizador por 5, 7 o 10 minutos y escribí lo que salga a partir de eso.
Hace mucho, también, que no te recomiendo un libro o serie. Estas son algunas de las cosas que estuve leyendo/mirando últimamente (de manera muy entrecortada, claro):
The Righteous Gemstones (la vi toda durante el embarazo y me encantó)
Our flag means death (le dedicamos un episodio del podcast de “En serie”)
What we do in the shadows (también la vi toda durante el embarazo y la amo)
Our babies, ourselves, de Meredith Small (este libro me pareció excelente y siento que debería ser bibliografía obligatoria para la vida, tengas o no tengas hijos, quieras o no quieras tenerlos).
Cada vez que puedo, cuando no llueve demasiado, salgo a caminar con Ce por el barrio y me dejo llevar por lo que me llame la atención. Descubro calles, rincones, detalles. Recuerdo qué fue lo que me enamoró de esta ciudad. Rearmo mi mapa subjetivo de Ámsterdam mientras vivo este primer otoño con ella. Creo que nunca tuve tanta atención al presente. Es como si viera el mundo por primera vez.
Te escribo en diciembre, probablemente con una novedad-lanzamiento.
Un abrazo,
Aniko
PD: como siempre, en este posdata te comparto novedades de mis proyectos, talleres y libros. Este mes no tengo lanzamientos o cosas nuevas, pero hay una versión mía que vive 24/7 en internet y que está siempre activa y disponible para tus necesidades creativas: tengo un podcast de escritura que podés escuchar mientras cortás verduras (¿alguien dijo episodio especial de fin de año?), tengo cursos creativos online (acá y acá) que podés empezar y procrastinar a tu ritmo, tengo varios libros con ejercicios creativos (y hay uno que se me viene a la cabeza cada vez que salgo a pasear por el barrio: Soy la ciudad que habito, disponible en México y en buscalibre.com). Como siempre, podés responderme a esta carta por privado o dejarme un comentario (leo todo lo que me escriben, pero no siempre puedo responder). ¡Hasta pronto!
Felicidades por Ce! Debe ser todo un mundo nuevo. Saber que escribes mientras estás con ella, me recordó mucho a Pilar Quintana: ella también escribió (en su celular) mientras cuidaba a su bebé, cosa que me parece admirable de ambas.
Por otro lado, gracias por los tips. A veces los llevo al aprendizaje de idiomas y me ayudan a seguir.
Saludos desde Colombia
Me encantaron las actividades que nos recomendás! Qué hermosa carta! Te quiero contar que tu carta anterior me motivó a escribirle una carta manuscrita a una amiga alemana que vive en Islandia y se la mandé por correo a la “manera antigua” (“old style”)… escribirla con mis lapiceras de diferentes colores, en las hojas para cartas que había comprado en Seúl (¡al fin las usé!), elegir un sobre, decorar todo con washi tapes y stickers, y por fin animarme a usar el set de sello con cera que compré, para finalmente ir al correo y enviarla… todo el ritual me hizo muy bien! Me dio la idea de proponer a mi comunidad escribirnos cartas manuscritas y mandarlas a algún PO Box (para no dar nuestras direcciones reales… el tema es que no tod@s tienen PO Box… ni yo tengo😅)… si alguien aquí lo quiere implementar, para hacer amug@s por correspondencia “a la manera antigua/old style”, cuentan conmigo!
Me identifico también con eso de que me agarran brotes repentinos de ganas de hacer cosas creativas y luego desisto… voy a implementar tus consejos, pero igual estuve completando mi diario y escribiendo un montón! Recordé de repente que allá por el 2004 o 2005 tuve una agenda en la que solo ponía lo que había ocurrido ese día, sin contar mis reflexiones ni emociones, solo hechos. Conservé esa agenda a modo de libro y me dieron ganas de releerla: estoy segura de que con solo leer lo que pasó, me voy a acordar lo que sentí.
Me alegra saber que estás muy bien y siempre es un gusto leerte. Un cariño grande!