📮Posdata #2: No sabría qué asunto ponerle a esto
Un texto no planeado en el que termino hablando de mi mundo onírico, visitas en sueños y la vez que casi me convierto en médium. Empecé escribiendo de otra cosa y algo pasó. Fue culpa del lobo.
Hace unos días, Ce (mi hija de un año medio) y yo estábamos caminando por Ámsterdam. Ce es fanática de los perros y cada vez que ve uno desde el cochecito o la bici empieza a gritar “guau guau guau” y enseguida me pide “¡más! ¡más!”, como si yo pudiese materializar perros con un movimiento de mano. Seguimos caminando y, a unos metros nuestros, apareció una mujer con un Husky Siberiano blanco. Ce lo señaló, se quedó mirándolo por unos segundos y dijo “OBO”, o sea: “lobo”. Me reí y le expliqué que sí, parece un lobo pero es un perro. Y sé que fue algo sin mucha importancia, pero esa parte de mi cabeza a la que le gusta inventarse historias o buscar magia pensó: “Capaz se abrió un portal a un multiverso donde los lobos caminan junto a los humanos, o incluso nos guían, y Ce se dio cuenta1”. Y después pensé: “Ah re que no”. Así funciona mi cabeza con estos temas: veo algo cotidiano, imagino situaciones mágicas y después me digo: “ay Aniko, no seas tonta, eso no es real”. Y quiero cortar con tanta autocensura, quizá por eso me animo a empezar a escribir/publicar sobre este tema y tratar de llegar al fondo, si es que hay fondo, de todo esto2.